Casanova hizo fortuna ganando a las cartas a ingenuos burgueses con quienes practicaba, con elegante desgano, todas las trampas del oficio (los burgueses que conservarían memoria orgullosa del desplume a manos del veneciano como si hubiera sido uno cicatriz en la mejilla dejada por un duelo aristocrático). Por cierto que Giacomo se batió en duelo, a su vez, una mañana muy temprano en el Bois de Boulogne y luego curó a su herido contrincante con un ungüento mágico, lo que le ganó para siempre un amigo agradecido y generoso. Solía tener facilidad para verse envuelto en intrigas políticas y sexuales.
Casanova se movió en medio de un ballet de noblezas; de pelucas empolvadas; de falsas danzas pastorales en el jardín del Trianon; de misas negras mandadas decir por las favoritas del rey, enfermas de celos y poder; de oficiales que regresaban de América enamorados de la ilusión de la libertad. Visitó España, donde propuso a Carlos III la creación de una colonia germanosuiza en Sierra Morena, aunque en Barcelona su espíritu de conquistador le condujo a cortejar a la esposa del capitán general de la plaza, motivo por el que fue a prisión 42 días. En el año 1755, lo encarcelaron por impiedad y por practicar la magia, pero al año siguiente consiguió evadirse en una En sensacional fuga.
Viajó por toda Europa, logrando la confianza o la amistad de mucha gente importante y creándose fama por su ingenio y encanto con las mujeres. Fue favorito en la corte de Luis XV, rey de Francia, y amante de la marquesa de Pompadour.
En 1785, Casanova se retiró al castillo de un amigo a escribir sus memorias, (publicadas póstumamente en 12 volúmenes, versión abreviada 1826-1838; edición completa en su original francés en 1960).
En sus memorias, narró así: “Tenía yo ocho años y cuatro meses cuando un día, en mi cuarto, me brotó a raudales sangre de la nariz. Mi abuela me subió a una góndola y me llevó a la isla de Murano, donde –acurrucada en una choza– vivía una vieja con siete gatos, y fama de bruja. Me metió en un cajón, lo cerró, me sacó luego de un largo rato, la sangre paró, y la vieja me desnudó, me frotó con ungüentos, dijo unas extrañas palabras… y se embolsó un ducado“. Dice también que desde ese día no volvió a sangrar, y que su memoria aumentó “hasta tal punto, que en menos de un mes aprendí a leer“.
En ellas hace relación a sus aventuras y amores, además tiene un importante valor histórico, con sus fascinantes descripciones de los pintorescos caracteres y modales de la época.
Se dice que tomaba una pócima: chocolate caliente con canela y nuez moscada, que garantizaba sus proezas amorosas.
Esta fórmula puede complementarse tomando avena, muy apropiada en casos de impotencia, y sésamo mezclado con yogur.
Ingredientes:
Chocolate a la taza
Canela en polvo
Nuez moscada
Preparación:
Preparar un chocolate a la taza y añadirle canela y un poco de nuez moscada, no demasiada, pues es muy activa.