3 Secretos
Ahora que ya ha conseguido ese tono bronceado con el que soñaba durante el invierno, hay que hacer todo lo que esté en nuestra mano para mantenerlo.
Un exceso de exposición al sol puede causar manchas y acelerar la aparición de arrugas pero si tomamos el sol en pequeñas dosis es una enorme fuente de salud. Varias son las buenas costumbres que podemos seguir para mantener los colores del verano durante mucho tiempo.
Tenemos que tener en cuenta que nuestro organismo es muy sabio y nuestra piel se adapta a las diferentes condiciones ya sea un sol intenso o al viento. Cuando tomamos el sol, para protegerse, nuestra piel se hace más gruesa.
El proceso de bronceado implica una fuerte deshidratación y la producción de un colágeno de mala calidad. Para proteger los daños y sólo mantener los buenos efectos del sol, he aqui 3 secretos:
1. Hidrata tu piel aplicando un producto para el cuidado después del sol o "after sun" o un producto natural como la manteca de karité. Aunque hayamos pasado el día en la playa o la piscina, hay que eliminar los restos de arena, sal o cloro. Nuestro mejor aliado para la piel será una ducha corta y tras secarla con una toalla suave podemos aplicar una leche corporal o manteca de karité. Estos productos calmarán y reestructurarán la epidermis tras la exposición solar. Tu piel estará más suave y fina.
2. Exfoliar con regularidad. Una o dos veces por semana, deshazte de las células muertas de la piel que consiguen un cutis no uniforme. El bronceado se atenuará un poco, pero tu piel ganará en uniformidad (menos manchas) y será más suave al tacto.
3. Bebe a menudo y disfruta de las frutas y verduras del sol : Las zanahorias, melones, tomates, albaricoques son ricos en betacaroteno. Las alcachofas, berengenas, apio, brécol y espinacas son ricas en zinc, silicio y vitamina E.
El sol es fundamental para nuestro bienestar y un bronceado saludable tiene enormes beneficios. Pero no olvidemos hidratar en profundidad el organismo y no abusar del sol.